Cuando más confiados estaban los Yanquis de Nueva York de extender ayer a seis su racha de triunfos consecutivos, los Azulejos de Toronto castigaron al abridor Jaret Wright para ganar 7-4 en el segundo partido de una serie de tres.
Si Wright no estuvo acertado en el montículo, tampoco la defensa de los Yanquis, que vio cómo el jardinero japonés, Hideki Matsui, y el segunda base dominicano, Robinson Cano, cometieron errores costosos para su equipo.
El bateo oportuno de los Azulejos lo encabezaron Shea Hillenbrand y Eric Hinske, quienes impulsaron un par de carreras cada uno, siendo los verdugos de Wright, quien no duró nada más que una entrada en el montículo, su salida más corta desde agosto de 2004 cuando se enfrentó a los Bravos de Atlanta.
Wright (5-4) cargó con la derrota después de permitir tres imparables a los tres primeros bateadores que se enfrentó para ceder seis imparables con siete carreras -tres fueron limpias-, dio una base por bolas y sacó un ponche.
La victoria se la llevó el abridor Scott Downs (4-3), que con una ventaja cómoda trabajó cinco entradas y dos tercios para ceder cinco imparables con cuatro carreras -tres fueron limpias-, dio dos bases por bolas y retiró a cuatro bateadores por la vía del ponche.
El único bateador que pudo con el pitcheo de Downs fue el tercera base dominicano Alex Rodríguez, quien con un corredor en circulación pegó su jonrón número 46 de la temporada e impulsó tres carreras.
Para enmarcar
La nota positiva para los Yanquis fue el superar la marca histórica de más de cuatro millones de aficionados que han llegado al Yankee Stadium para ver los partidos que se han disputado hasta ahora, incluidos los 53 mil 911 que lo hicieron con los Azulejos.
La marca de los Yanquis, que han superado un promedio de 50 mil aficionados por partido disputado en su campo, es la tercera en la historia del béisbol después que los Azulejos la consiguieron en las temporadas de 1992 y 1993.
HISTORICO
Alex Rodríguez, quien bateó ayer un vuelacercas, empató con el legendario Joe DiMaggio (1937) la mejor marca de jonrones para un bateador derecho en la historia de los Yanquis.
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