
Amigos portaban las fotos.
Amigos portaban las fotos.
Amigos portaban las fotos.
Familiares desconsolados.
Familiares de Yessenia Loo Kam durante la misa de cuerpo presente.
Quemaron dos piñatas.
Las creencias chinas predominaron.
El tío lanzó papeles amarillos.
Juan Miguel Loo Kam, hermano de Yessenia, a la salida de la Iglesia San Francisco de Paula en La Chorrera. Su rostro reflejaba un gran dolor por la pérdida.
Erick Barrios/ Jorge Silot / Roberto Barrios
Amigos portaban las fotos.
Familiares desconsolados.
Familiares de Yessenia Loo Kam durante la misa de cuerpo presente.
Quemaron dos piñatas.
Las creencias chinas predominaron.
El tío lanzó papeles amarillos.
Juan Miguel Loo Kam, hermano de Yessenia, a la salida de la Iglesia San Francisco de Paula en La Chorrera. Su rostro reflejaba un gran dolor por la pérdida.
Erick Barrios/ Jorge Silot / Roberto Barrios
Amigos portaban las fotos.
Familiares desconsolados.
Familiares de Yessenia Loo Kam durante la misa de cuerpo presente.
Quemaron dos piñatas.
Las creencias chinas predominaron.
El tío lanzó papeles amarillos.
Juan Miguel Loo Kam, hermano de Yessenia, a la salida de la Iglesia San Francisco de Paula en La Chorrera. Su rostro reflejaba un gran dolor por la pérdida.
Erick Barrios/ Jorge Silot / Roberto Barrios
Amigos portaban las fotos.
Familiares desconsolados.
Familiares de Yessenia Loo Kam durante la misa de cuerpo presente.
Quemaron dos piñatas.
Las creencias chinas predominaron.
El tío lanzó papeles amarillos.
Juan Miguel Loo Kam, hermano de Yessenia, a la salida de la Iglesia San Francisco de Paula en La Chorrera. Su rostro reflejaba un gran dolor por la pérdida.
Erick Barrios/ Jorge Silot / Roberto Barrios
Amigos portaban las fotos.
Familiares desconsolados.
Familiares de Yessenia Loo Kam durante la misa de cuerpo presente.
Quemaron dos piñatas.
Las creencias chinas predominaron.
El tío lanzó papeles amarillos.
Juan Miguel Loo Kam, hermano de Yessenia, a la salida de la Iglesia San Francisco de Paula en La Chorrera. Su rostro reflejaba un gran dolor por la pérdida.
Erick Barrios/ Jorge Silot / Roberto Barrios
La Iglesia San Francisco de Paula, ubicada en el corazón de La Chorrera, estaba repleta de familiares, amigos y conocidos.
El dolor y la impotencia se reflejaba en cada uno de los rostros de los presentes, y ni el calor preocupaba a los cientos de chorreranos que abarrotaron la casa de Dios para darle el último adiós a Yessenia.
Con la pieza musical "Yo la resucitaré en el día final", a más de uno se les hizo un nudo en la garganta, mientras que otros no pudieron contener las lágrimas. Seguido, el coro de la iglesia cantó “Ave María”.
El padre que dirigió la ceremonia religiosa invitó a los presentes a participar este viernes, luego de la eucaristía de la noche, en una marcha con antorchas por la paz.
Al final de la misa, se leyó una resolución de duelo del presidente de la República, Ricardo Martinelli, y el padre hizo mención de que monseñor José Domingo Ulloa lamentaba mucho estas pérdidas.
Alrededor de una hora tardó la misa, mientras que el carro fúnebre estaba listo afuera de la iglesia para el último recorrido de Yessenia hasta Colinas de La Paz, lugar donde se le dio cristiana sepultura.
Cristiana sepultura
Los familiares fueron los primeros en llegar al camposanto y una de sus tías, bastante afectada, preguntaba en mandarín: "Por qué la mataron así de esa manera, por qué las autoridades no hicieron nada". Su dolor, pese al idioma, era el mismo de una madre que pierde a su hijo.
Luego, al llegar el cuerpo de Yessenia, uno de sus tíos, a quien le tocó la difícil tarea de reconocer el cuerpo en la Morgue Judicial, se abrió camino y comenzó a tirar papeles amarillos del tamaño de dólares, más atrás venían sus primos cargando el ataúd que tenía encima un tul blanco con flores color lila.
Posteriormente, sus familiares colocaron una bandeja donde había un pollo entero hervido, una chuleta, galletas, una botella de vino y vasitos de plástico. Alrededor de la bandeja colocaron velas.
En un envase de metal, que se encontraba a un costado del ataúd, comenzaron a tirar cientos de billetes chinos para quemarlos y a prender incienso, que era repartido en grupo de tres a los asistentes, para que lo colocaran al lado de la foto de Yessenia.
Paralelo al descenso del ataúd en la fosa, se quemó la ropa de Yessenia, algunos pantalones jeans, camisetas y chalecos; al igual que dos piñatas: una mujer y un hombre, quienes les servirían en su otra vida, según la tradición china.
También se quemaron dos cuadros de fondo verde con múltiples fotos de Yessenia con sus amigos y familiares, que fueron colocados por sus compañeras de escuela y su hermano.
Último adiós
Fue en ese preciso momento, cuando ya no había marcha atrás y el cajón de Yessenia fue sepultado, momento en que sus tías comenzaron a gritar y a llorar desconsoladamente aferrándose al padre de Yessenia, cuyo rostro reflejaba el dolor de la irreparable pérdida. Su madre no pudo asistir a su despedida.
Todos sus familiares y amigos agarraron un puñado de tierra y lo arrojaron sobre el cajón que contenía los restos de Yessenia, para luego de muchas paladas terminar la ceremonia con fuegos artificiales.
Cuando se colocó el último arreglo floral sobre la tumba, de la veintena que recibió, el hermano de Yessenia, Juan Miguel Loo Kam, hizo uso de la palabra y pidió a los presentes que la recordaran siempre en su corazón.
A la salida del sepelio, los asistentes debían meter su mano en un tanque con hojas de toronja, para luego recibir una moneda envuelta en papel rojo, que representa buena suerte y prosperidad.
Sus compañeras del Colegio San Martín de Porres la definen como una gran amiga, y sus profesores apuntaron que era un chica algo callada, pero muy aplicada.
El dolor de esta familia es muy grande, pues hace menos de un año tuvieron que dar cristiana sepultura a otro de sus hijos por una enfermedad terminal y ahora, por la maldad de un desalmado pierden a su hija más pequeña.
Fue privado
En tanto que, las honras fúnebres de Young Wu Ken, de 27 años, se realizaron de forma privada en el campo santo Colinas de la Paz.