Son sus consentidos. Lebrón Medina, mientras realiza sus quehaceres, se deleita mirando a sus gallos, los que lleva para todas partes como si fueran sus mascotas.
Lebrón tiene a sus aves desde que eran unos tiernos pollitos y, a pesar de que su puesto de venta está cerca de la parada de la Plaza 5 de Mayo, nunca se han tirado a la calle, aunque la bulla los asuste. Este agradable señor consideró que sus aves son buena compañía, además de que con un poco de empeño aprenden todo lo que se les enseña.
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