Luchar a brazo partido por todo aquello en lo que se cree. No apoyarse en actitudes ni opiniones de los demás, ni siquiera de las personas que nos deslumbran. Muchas veces, estas últimas no valen tanto como para que cortemos de un tajo con lo que llevamos en el corazón, como los principios inculcados. Hay que mirar al corazón y actuar en consecuencia.
No es valiente el que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo.
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