En el cuarto de urgencias del hospital Nicolás Solano, no cabía un paciente más. Algunos, quienes fueron hospitalizados, tuvieron que pasar la noche sentados en incómodas sillas, pues no había camas para ellos.

Todo debido a la saturación que provocaron los pacientes asegurados y sus beneficiarios, quienes fueron a pedir auxilio en el Nicolás Solano, debido a que la policlínica Santiago Barraza de La Chorrera cerró sin avisar el pasado fin de semana.

El asunto no es que el Seguro cierre sus puertas, sino que lo hace sin advertirle al otro hospital estatal, y tampoco manda personal de apoyo para ayudar en las tareas que se multiplican en el Nicolás Solano.

Cuando se consultó a la Caja de Seguro Social, se informó que tuvieron que cerrar: primero, porque no tenían luz, y el domingo, porque no había agua.

Así es la cosa, los pacientes asegurados abarrotan el Nicolás Solano, algunos pidiendo cosas tan sencillas como una inyección, por cuya aplicación tienen que pagar aunque se nieguen.

"No se podía ni caminar (...) el cuarto de urgencias no aguantaba más", dijo una de las personas consultadas.

Los usuarios piden a las autoridades del Seguro que prevengan este tipo de situaciones y ayuden para que no agraven.