El precio de las entradas es bajo. Según taquilleros, los cines funcionan sólo para cubrir sus gastos. (Foto: : AGUSTÍN HERRERA)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
"Ronda de sexo, esclava del placer y copuladoras insaciables". Con estas atrayentes carteleras los cines, en los que sólo se pasan películas pornográficas, captan la atención de sus selectos clientes.
En la primera mitad del siglo XX, el séptimo arte en Panamá fue dominado por teatros famosos como: El Capitolio, El Encanto, Victoria, Amador, Apolo y Tropical, entre otros, en los que con muy poco dinero los panameños disfrutaban los últimos estrenos.
Pero hoy, la mayoría de estos teatros sólo viven en el recuerdo de los panameños de la época, porque dejaron de proyectar películas para toda la familia, para dedicarse a dejar volar la imaginación de su público.
Los teatros Apolo, El Dorado y Tropical son los únicos cines vigentes que proyectan películas porno en Panamá.
Con mucha nostalgia, el gerente del cine Apolo, quien prefirió no revelar su identidad, dijo que esta clase de teatro eran considerados de segunda categoría, porque estaban ubicados en barrios populosos como Santa Ana y Calidonia. Esta sala está ubicada en el barrio de San Miguel, diagonal al edificio Magnolia, Calidonia.
Famoso
En el caso del cine Apolo, que nació en 1941, fue muy famoso porque pasaba películas mexicanas, en inglés y mixtas, para toda la familia.
Explicó que estas salas fueron desapareciendo porque las compañías americanas que traían las películas al país sólo le interesaban los teatros de primera.
Otro factor que influyó en la decadencia fue la piratería, por eso se inclinaron por las películas pornográficas.
La clientela de estos cines, casi en su totalidad, son hombres. En El Dorado y Apolo la entrada cuesta B
1.00, mientras que en el teatro Tropical se cobra B/2.00 y a los jubilados B/1.50.
La hora para entrar a disfrutar una de estas películas es lo de menos, dijo uno de los taquilleros.
Expresó que desde muy temprano los hombres entran al cine, muchos son adultos mayores que van a pasar el rato, al punto que se quedan dormidos.
Aunque los dueños de estas salas son reservados al revelar la rentabilidad del negocio, siempre hay butacas llenas y estrenos que proyectar.
MUJERES
A esta clase de cines entran pocas mujeres, y las que se atreven deben ir con su pareja. Hasta pruebas les piden.