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Sabia decisión
Pide a Dios fortaleza en esta misión. (Foto: DIDIER HERNÁN GIL / EPASA)

Didier Hernán Gil | DIAaDIA

No se arrepiente de haber llegado hasta el rango de sargento en la Policía Nacional, y luego de 15 años de servicio, dijo felizmente: "Renuncio".

Esta fue la decisión que tomó la pastora Yeiska de Mosquera, quien empezó a escuchar de Dios a los 16 años y cuando cumplió la mayoría de edad, se apartó. Estando en segundo año de la universidad, mientras su mamá creía que ella estaba estudiando, ella se dedicaba a hacer los trámites para ingresar a la Policía Nacional hasta que lo logró. "No me guindó, porque era su hija", expresó la pastora, quien se rió a carcajadas mientras contó esta etapa de su vida.

Mientras estuvo uniformada, le tocó trabajar en zonas rojas e hizo sus últimos cinco años en San Miguelito. Ella es residente en Santa Librada y vivía en medio de dos grupos de jóvenes que no se soportaban ni ver, pues todo terminaba en balaceras o muertos.

Pensando en sus hijos, un día le preguntó a Dios qué hacer, qué camino tomar, hasta que decidió dejar su trabajo para dedicarse a los jóvenes con conductas inadaptadas. "No fue fácil. Les hablaba de la palabra de Dios, pero parecía que conversaba con un grupo de bancas. Pasaron seis meses de hablarle de la palabra de Dios hasta que uno de ellos me saludó, me abrazó y me dio un beso", expresó la pastora, quien dijo que esta señal le indicó que había esperanza. Explicó que estos son jóvenes que no conocen el amor, no saben lo que es el abrazo de papá o mamá y viven con una careta donde sólo saben: "No tengo que llorar y tengo que avanzar". Ya hace un año que empezó esta experiencia.





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