Jessica Tas�n. Buenas tardes se�or, �me lleva a la Avenida Ram�n Arias con la V�a Espa�a?
�Como no jovencita, s�base�, me dijo amablemente el se�or de tez oscura, de unos 60 a�os.
No lo pod�a creer, no recordaba cu�ndo hab�a sido la �ltima vez que el primer taxi que paraba me hac�a la carrera; la mayor�a de las veces levanto mi mano, al menos 10 veces, para lograr que alguien me lleve.
Gracias por llevarme -le dije-. Con estos solazos entre m�s r�pido abordo un taxi, mejor.
Tiene suerte, jovencita, porque vine a dejar una carrera a la Trans�stmica y ya me iba para mi casa, pero me queda en camino el lugar adonde se dirige, resalt�.
Nuevamente, le reiter� las gracias y me dijo que comprend�a la situaci�n de los pasajeros, aunque estaba del otro lado de la moneda, sab�a las peripecias que hay que hacer para tomar un taxi.
Ustedes tambi�n deben comprendernos, apunt�. �Los tranques en las v�as y el p�simo estado de las carreteras ponen a los conductores de mal humor y ni hablar cuando suben al taxi personas a quejarse del mal servicio que brindamos�.
Yo s�, -dijo el se�or- que no prestamos el mejor servicio, pero tambi�n hay pasajeros que no practican la cortes�a.
Mire, jovencita, -asegur� el conductor- este trabajo es de dar y dar, si tratas bien a alguien te tratar�n bien, pero si, por el contrario, tratas mal a las personas no tienes por qu� esperar un gesto amable.