Al menos ocho personas han muerto y cientos de miles han tenido que abandonar sus casas de las lluvias y las inundaciones provocadas por el paso hoy del tifón "Nesat" por Filipinas.
Cuatro de las víctimas son niños, uno de ellos un bebé de 22 meses que murió ahogado tras caer a un río desbordado en la provincia de Catanduanes, al este del país, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
La radio filipina informó además de la muerte de una abuela y tres de sus nietos en el interior de su chabola en Manila cuando un árbol se derrumbó sobre la construcción.
Otras dos personas murieron golpeadas por árboles derribados por el viento, una en la provincia de Pampanga, al norte de Manila, y otra en la vecina provincia de Zambales (al noroeste de la capital), donde también falleció un joven de 19 años una avalancha de tierra.
Cuatro pescadores han sido declarados desaparecidos al este de la isla de Luzón, la principal del norte de Filipinas y donde hace estragos "Nesat".
El tifón, bautizado por los filipinos como "Pedring", penetró en el país antes del amanecer con vientos sostenidos de 140 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 170 kilómetros por hora, según el servicio filipino de meteorología (Pagasa).