Han pasado trece años, desde que José Emilio Mejía se inició como gran salonero en varios hoteles de la ciudad capital.
Durante su formación en el antiguo Instituto Nacional de Formación Profesional (INAFORP), hoy Instituto Nacional de Formación Profesional y Capacitación para el Desarrollo Humano (INADEH), aprendió que lo primordial en este trabajo es la buena presencia y la calidad de servicio que se ofrece, sin esperar nada a cambio, tal como reza una atinada cita bíblica: "lo demás viene por añadidura".
Mejía tuvo la oportunidad de laborar en el Club Unión Panamá y considera que los frutos que ha cosechado, producto de su esfuerzo y dedicación, son satisfactorios, pero todavía tiene muchos retos.
Reiteró que todo buen salonero se debe esmerar en complacer al cliente, pues de la cortesía que demuestre depende su futuro.
Dijo que tiene tres hijos, a quienes les encanta el trabajo que él hace y tal vez sigan sus pasos. Eso se atrevió a predecir Mejía, acción que lo llenaría de mucho orgullo.
Al hablar de su familia, en su rostro reflejó mucha alegría, ya que comentó que se esfuerza mucho por sus tres vástagos y trata de dedicarles la mayor parte de su tiempo cuando está libre, pues labora en turnos rotativos.
José Emilio reside en Cerro Viento, San Miguelito, y entre sus ideales está poder alcanzar una plaza de empleo en el exterior, donde su trabajo es mejor remunerado. Actualmente, Mejía trabaja para la agencia "Alquileres para fiesta".
SUEñO
José Mejía anhela estudiar alta cocina para complementar su carrera. Se considera amigable, sencillo y servicial.
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