Todo necesita mantenimiento. Recuerda que aunque tu auto es una máquina, esto no lo hace infalible.
Usas tu vehículo a diario y las piezas de un motor sufren inevitablemente un desgaste, aunque estén bien lubricadas. Esto produce una especie de limadura metálica que se deposita en el cárter y, a la larga, termina contaminando el aceite.
Además, sucede que cuando el motor se enfría, el metal con el que está hecho se contrae, lo que produce un vacío que permite la entrada de humedad. Esta humedad convierte en óxido la limadura que se acumula en el cárter, y es esto lo que destruye las propiedades físicas y químicas del aceite, volviéndolo corrosivo.