
Los clientes siempre llegan.
Los clientes siempre llegan.
Los clientes siempre llegan.
Su puesto es pequeño, pero tiene de todo.
Tiene un secreto para sus comidas.
El trabajo es arduo.
Su comida es muy sabrosa.
Fotos: NAYELI WILLIANS
Los clientes siempre llegan.
Su puesto es pequeño, pero tiene de todo.
Tiene un secreto para sus comidas.
El trabajo es arduo.
Su comida es muy sabrosa.
Fotos: NAYELI WILLIANS
Los clientes siempre llegan.
Su puesto es pequeño, pero tiene de todo.
Tiene un secreto para sus comidas.
El trabajo es arduo.
Su comida es muy sabrosa.
Fotos: NAYELI WILLIANS
Los clientes siempre llegan.
Su puesto es pequeño, pero tiene de todo.
Tiene un secreto para sus comidas.
El trabajo es arduo.
Su comida es muy sabrosa.
Fotos: NAYELI WILLIANS
Los clientes siempre llegan.
Su puesto es pequeño, pero tiene de todo.
Tiene un secreto para sus comidas.
El trabajo es arduo.
Su comida es muy sabrosa.
Fotos: NAYELI WILLIANS
Hace nueve años esta señora, de 42 años, junto con su esposo Francisco Rodríguez, vendía huevos debajo de una carpa, pero poco a poco la necesidad de tener algo mejor los llevó a ahorrar lo suficiente y a tomar capacitaciones en las que aprendieron a reciclar productos que luego fueron utilizados para la construcción de un puesto.
Unos tres años después empezó a vender pollo asado y frituras, que eran del deleite de muchos. Luego, su mentalidad de empresaria la llevó a buscar apoyo en bancos para ir agrandando el espacio y permitir que sus clientes pudieran estar en cómodas mesas y sillas.
Con el pasar del tiempo comenzó a hacer batidos, vender refrescos, comidas criollas al mediodía, y en la tarde, hamburguesas, papitas, entre otros.
Dura faena
Esta señora labora desde las 10:30 a.m. hasta las 5:00 p.m. de lunes a miércoles; desde el jueves al fin de semana labora hasta las 10:00 p.m. Precisamente, los domingos son días de mariscos, y los guachos, el pescado y la langosta no pueden faltar.
Durante todos estos años, tanto ella como su esposo han educado a sus tres hijos, quienes diariamente dan gracias a Dios por los padres que tienen, como es el caso de Milenia, una pequeña de 11 años, quien en su tiempo libre ayuda a su madre en lo que pueda, ya que conoce que la tarea no es fácil.
Sueños
Agradecida con Dios, Marta desea tener un restaurante cristiano en el que se predique el evangelio y se alabe al Señor, quien fue el que le dio todo y que la bendijo con un gran esposo, con quien lleva 26 años de casada y quien la ha ayudado en todo.
Mensaje a la juventud
Ella les dice a los jóvenes que además de los logros, tengan en mente a Dios y que lo acepten en su corazón.
Actualmente está trabajando para expandir la parte de atrás de su negocio y hacer una refresquería.