Joven de cuerpo y alma
Alegre, ágil y con una memoria imborrable, como si los años no hubieran pasado, recuerda cómo cazaba cuando era niño.

Joyce Baloyes | DIAaDIA

Sentado en su banqueta, Francisco Vázquez, laboriosamente, construye con sus centenarias manos la estructura que dará forma a una mesa.

Alegre, ágil y con una memoria imborrable, como si los años no hubieran pasado, recuerda cómo cazaba cuando era niño, en compañía de 4 inseparables perros y una escopeta que le regaló su abuelo. A los 48 años de edad, emigró de su pueblo natal, La Mesa de Santiago, para radicarse junto a su familia en el sector de Tocumen, donde llegará a la edad de 100 años el 10 de octubre. Mientras tanto, cuida las plantas, especialmente la del Espíritu Santo que tanto le gustaba a su esposa, quien hace menos de un mes falleció.

Cada mañana se levanta muy temprano para barrer las hojas de los árboles y rajar leña.

Ciudad de Panamá 
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