EL COMBATE QUE MANCHA LA TIERRA
No es el campo de su heroicidad/Es la escuela su campo de guerra/Y su espada mejor la verdad... esa es parte del himno del maestro y no hay mejor forma de introducir a tres mujeres que se han entregado por décadas a la enseñanza.
Hace poco se les entregó la medalla "Antonella Ponce Franco". Para ser honradas con este mérito, se escogió a María Pérez Villafranco, Omayra Álvarez y Eva Arosemana. Ellas fueron elegidas por el Ministerio de Educación por sus aportes a la educación inicial, pero valdría la pena ahondar un poco y conocer más a fondo a estas mujeres.
¡ARRIBA COLON!
En la escuela de Puerto Escondido, en Colón, se puede encontrar a María Pérez, quien ha estado laborando allí desde hace 20 años.
Entre las cosas que más llena de satisfacción a esta educadora es ver a sus estudiantes convertidos en universitarios, y que cuando la ven en la calle, la saluden, al igual que los padres de familia.
Una maestra tiene que aprender de todo, y en el caso de María, le tocó aprender a utilizar su mano izquierda para ayudar a sus estudiantes.
MONTIJO ES SU SEDE
Cada una de ellas, son de diferentes zonas del país. Omayra Álvarez es oriunda de Veraguas. Dijo que para ella es una experiencia inolvidable y un honor llevar esta medalla.
Su labor empezó en 1991. Actualmente, labora en la Escuela La Primavera, en Montijo, donde ya lleva dos años. Omayra confiesa que vivir con estos niños es lo mejor que puede haber, así como verlos desprenderse de su hogar y enseñarles a ser independientes.
Ella recuerda con claridad, las mordidas, las patadas y las jaladas de cabello que ha recibido durante el período de adaptación, pero al final logra que se acoplen y eso en verdad es su función, por lo menos para Omayra.
EMPRENDEDORA ES SU NOMBRE
¡Está en todas! Si hay una actividad en Capira, de seguro entre las organizadoras puede encontrar a Eva Arosemana. Para Eva, esta es una de las etapas más difíciles para un niño, pero asimismo es bello ver como se adaptan. Todo esto trae a colación, que el padre de Eva deseaba que fuera enfermera.
Es fácil ver a Eva apurada, pues en las mañanas está en su COIF Rayitos de Sol, después se va a dar clases en el Centro Básico Federico Boyd y luego se convierte en estudiante. Aparte de tener que atender a su hijo más pequeño de 5 años.
Cada una de estas mujeres de una u otra forma han y seguirán aportando su granito de arena en la vida de cientos de niños que hoy son jóvenes profesionales.
NIVEL
La educación inicial está dirigida a niños hasta los cinco años de edad.
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