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HISTORIAS
Cuánto me quejo

Redacción | DIAaDIA

Hoy, viajando en un autobús, vi una hermosa muchacha con cabello de oro, y expresión de alegría; envidié su hermosura. Al bajarse, la vi cojear... tenía solo una pierna, y apoyada en su muleta, sonreía.

Perdóname Señor, cuando me quejo. Tengo dos piernas y el mundo es mío.

Fui después a comprar unos dulces. Me atendió un muchacho encantador. Hablé con él; parecía tan contento, que aunque se me hubiera hecho tarde, no me hubiera importado, ya que al salir, oí que decía: Gracias por charlar conmigo... es usted tan amable, es un placer hablar con gente como usted... ya ve, soy ciego...

Perdóname Señor, cuando me quejo. Yo puedo ver y el mundo es mío.

Más tarde, caminando por la calle, vi a un pequeño de ojos azules, que miraba jugar a otros niños, sin saber qué hacer. Me acerqué y le pregunté: ¿Por qué no juegas con ellos ? Siguió mirando hacia delante sin decir una palabra: entonces comprendí que no escuchaba.

Perdóname Señor, cuando me quejo. Yo puedo escuchar y el mundo es mío.

Tengo piernas para ir a dónde quiero... Ojos, para ver los colores del atardecer... Oídos para escuchar las cosas que me dicen.

Perdóname Señor, cuando me quejo. Lo tengo todo y el mundo es mío.

No le digas a Dios cuan grande es tu problema.... dile a tu problema cuan grande es tu Dios.





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