¡Mamá, por fin mis niñas ya están separadas!, fueron las primeras palabras de Sarita Gil, una madre emocionada, quien durante toda la mañana de ayer casi no emitió declaraciones, luego de que el anestesiólogo Rolando Gutiérrez se llevó a las niñas Hannah Yanneth y Hannah Yinneth de sus brazos al salón de operaciones para empezar lo que todo Panamá esperaba: la operación denominada "separación de gemelas unidas", a las que los médicos llamaron las "Panamesas".

¡Ya están separadas, ya están separadas!, era el pregón en todos los pasillos del Hospital de Especialidades Pediátricas (HEP) de la Caja de Seguro Social (CSS), en donde la mayoría de los presentes reflejaron su alegría con lágrimas de emoción. Trabajadores manuales dejaron de barrer, enfermeras que caminaban se detuvieron, y hasta los tan serios guardias de seguridad miraban, y en sus tenues e inevitables sonrisas se notó el contagio por la emoción de toda una familia que, entre los más de 10 miembros que estaban en la sala de espera, hicieron un solo abrazo al escuchar la buenanueva.

Cuerpos erizados, prueba de una alegría que se desbordaba y que era incontenible, hizo que hasta una de las tías abuelas de las pequeñas, María Gil, oliera alcohol para poder seguir de pie, porque no lo podía creer. Y es que esta señora explicó que la noche anterior había soñado con las niñas y durante toda la mañana, la igual que sus familiares, estuvo orando para que todo saliera bien.

Sarita Gil, la madre, se lanzó en los brazos de su mamá, Sarita Quintero, luego de salir del pasillo en donde está ubicado el cuarto 4 de la sala de operaciones del HEP, cuando los doctores le comunicaron que ya habían sido separadas del hígado las gemelas más queridas de Panamá.

A las 12:18 del mediodía las pequeñas, de un año y medio de vida, "Yin y Yan", fueron separadas, luego de cinco horas de que la operación fuera iniciada.