Víctima de la insensibilidad. Paulo Isaac Sáenz, de 61 años, se paseaba por los pasillos de la sala de urgencias del Hospital Santo Tomás en su silla de ruedas adaptada y semidesnudo, pidiendo que lo atendieran, pero sus súplicas fueron en vano.

Marcos Domínguez vio cómo se le negó la atención, porque Paulo estuvo desde la madrugada del martes hasta el mediodía del día siguiente, cuando por fin lo atendieron gracias a la insistencia de DIAaDIA.

Paulo decía entre la gente que mostraba solidaridad: "no me quieren atender, pero me he quedado así para no molestar a nadie". Hablamos con el doctor Néstor Vega Yuil, jefe del cuarto de urgencias, y nos explicó que "el paciente no está enfermo, es parapléjico y tiene una sonda, por lo que había prioridad con otros". Lo curioso era que pensaban que las más de 24 horas que estuvo en el hospital no eran suficientes. Según el galeno, no se le niega la atención a ningún paciente, menos por plata, como coreaba afuera la gente.

Pese a la "voluntad" del médico, después de unos minutos, al parecer, la doctora Quiroz no acató la orden del doctor y lo hizo esperar más tiempo.

JURAMENTO

"Hipócrita", en vez de Hipocrático, llamaba la gente al juramento que un día hicieron estos médicos que se mostraron desligados del dolor ajeno.