
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Gozan de su jubilación y sus tardes las comparten con sus amigos.
Otros se mantienen ocupados en actividades.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Gozan de su jubilación y sus tardes las comparten con sus amigos.
Otros se mantienen ocupados en actividades.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Gozan de su jubilación y sus tardes las comparten con sus amigos.
Otros se mantienen ocupados en actividades.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Gozan de su jubilación y sus tardes las comparten con sus amigos.
Otros se mantienen ocupados en actividades.
Llegar a la tercera edad marca una vida de nuevos aprendizajes.
Gozan de su jubilación y sus tardes las comparten con sus amigos.
Otros se mantienen ocupados en actividades.
Su largo andar por la vida le brinda todos esos conocimientos que necesitan los seres humanos más jóvenes para no cometer los mismos errores o por los menos minimizarlos.
Pero esa veneración se ha ido perdiendo. Se habla del maltrato de los niños y las mujeres, sin embargo, en un eco de auxilio, casi silencioso, se escucha el de los ancianos que son olvidados y rechazados por sus familiares, que lo observan como un estorbo en sus vidas, olvidando que el ser humano forma parte de un proceso evolutivo que lo llevará al mismo lugar.
Eso que le enseña a su hijo hoy, mañana será su reflejo.
Si en casa los padres tratan a los ancianos que viven con ellos, con respeto, su hijo hará lo mismo. Es importante que le dedique tiempo y atención a esa persona para que se sienta viva de nuevo. Siempre es importante sacar un tiempo para escuchar sus cuentos, relatos e historias.
Es importante darles apoyo
Estas personas van perdiendo sus facultades y sentidos a medida que avanza su edad, por lo que es importante prestarles atención y cooperar con ellos.
Se habla mucho, en gerontología, de la soledad de las personas de edad; se llega a considerar, incluso, la soledad como uno de los principales problemas de la vejez, según explica la trabajadora social Paula Pérez.
Añadió que se refleja por diversos factores como: la reducción de las relaciones sociales que se dan, por un lado, por la sociedad y, por otro, por el mismo anciano, ya que muchas veces este se mantiene casi sin actividad por cultura, además vive la "pérdida" de los hijos y el retiro del trabajo. Sin embargo, si la sociedad le permitiera al anciano un rol diferente y si se combatieran los prejuicios existentes respecto a la edad, en la parte laboral podrían haber cambios sustanciales.
La trabajadora social manifestó que es necesario que el individuo se mantenga ocupado, (y no precisamente en tareas superficiales). Es un hecho que las personas que tienen menos labores que realizar tiendan a deprimirse o sentirse solas, en cambio las que tienen una gama de ocupaciones y actividades se sienten mejor; además, muchas actividades producen satisfacciones y logros que resultan estimulantes.
Esto no solo es exclusivo de determinada edad, sino de la vida en general.