
Le gusta que los niños le presten atención.
Le gusta que los niños le presten atención.
Le gusta que los niños le presten atención.
Quiere trabajar un par de años más.
A los niños les gusta la manera como su maestra les explica la clase.
Trata de impartirles el hábito de hacer ejercicios a los niños.
Para ella su profesión es lo más preciado.
Foto: EVERGTON LEMON
Le gusta que los niños le presten atención.
Quiere trabajar un par de años más.
A los niños les gusta la manera como su maestra les explica la clase.
Trata de impartirles el hábito de hacer ejercicios a los niños.
Para ella su profesión es lo más preciado.
Foto: EVERGTON LEMON
Le gusta que los niños le presten atención.
Quiere trabajar un par de años más.
A los niños les gusta la manera como su maestra les explica la clase.
Trata de impartirles el hábito de hacer ejercicios a los niños.
Para ella su profesión es lo más preciado.
Foto: EVERGTON LEMON
Le gusta que los niños le presten atención.
Quiere trabajar un par de años más.
A los niños les gusta la manera como su maestra les explica la clase.
Trata de impartirles el hábito de hacer ejercicios a los niños.
Para ella su profesión es lo más preciado.
Foto: EVERGTON LEMON
Le gusta que los niños le presten atención.
Quiere trabajar un par de años más.
A los niños les gusta la manera como su maestra les explica la clase.
Trata de impartirles el hábito de hacer ejercicios a los niños.
Para ella su profesión es lo más preciado.
Foto: EVERGTON LEMON
Esta educadora ha recorrido diferentes escuelas de todo el país y en cada una de estas ha vivido diferentes momentos con sus alumnos. Para ella lo más hermoso de impartir esta cátedra es ver las sonrisas de sus alumnos cuando ganan un juego o cuando alcanzan una medalla.
La maestra Cintia aparte de impartir la clase de Educación Física fue selección nacional de voleibol y el deporte es algo que corre por sus venas.
“En esta profesión me he llevado muchos sustos con mis alumnos, ya que por la naturaleza de la materia impartida siempre va a haber accidentes”. A ella le ha tocado ver alumnos caer, llorar, hasta sangrar pero con el favor de Dios no ha pasado a mayores.
La educadora explicó a DÍAaDÍA que en estos tiempos impartirles clases a los niños es mucho más difícil que cuando ella comenzó, porque ahora los niños se llevan los problemas del hogar para el colegio, lo que provoca rebeldía, situación que hace que sea mucho más difícil impartir la clase.
A sus 60 años de edad, quiere seguir trabajando un par de años más y su mayor sueño es conocer más su país como la Comarca Kuna Yala y Darién, lugares que todavía no ha visitado.