Sentado en un extremo de la sala del Hogar San Pedro Nolasco de la iglesia de Fátima, Agustín Castillo junto a sus compañeros disfrutan de su merienda en medio del atardecer.
Unos exhaustos y otros más relajados miraban la televisión y conversaban, mientras se recuperaban de una fiesta donde celebraban ayer el "Día del Adulto Mayor".
Este hogar, con casi 20 años de existencia, hospeda a unos 40 ancianos, entre hombres y mujeres que disfrutan de una estancia tranquila y placentera.
Aunque Agustín tiene cuatro años de vivir en el alberge, en momentos de su vida nos confesó que extraña a su familia, pero se siente contento y feliz por la manera tan familiar como lo tratan.
El afecto no les falta, comenta Melvina Adames, quien tiene 16 años de cuidar a sus tremendos ancianos, como ella les llama.
Fray Javier, párroco de la Iglesia de Fátima en el Chorrillo, dijo que lo más importante es que el hogar de ancianos y de niños se compaginan para que todos los residentes combinen las actividades de ayuda mutua.
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