
Van a la escuela, cumplen con sus deberes escolares, están en la liga de fútbol, toman clases de natación, ajedrez, etc.
Aprenden cosas nuevas, desarrollan habilidades físicas, fortalecen destrezas mentales y hacen nuevos amigos. Son chicos muy activos, quienes disfrutan de ese estilo de vida e invierten mucha energía.
Algunos piensan que está bien que el niño descargue toda su energía; otros, que está en la edad donde debe explotar sus habilidades y aprender todo lo que pueda y, aunque en cierta parte esas afirmaciones tienen algo de validez, es importante que se comprenda que además de las múltiples ventajas que genera participar, excederse puede traer consecuencias negativas en el niño o joven.
Tomando en cuenta lo anterior, se les aconseja a los padres que ante todo, no obliguen a sus hijos a inscribirse en actividades en las cuales no muestran el menor interés. Se debe examinar en qué áreas el niño se interesa, siempre y cuando la actividad sea conveniente y adecuada para su edad. No intente que su hijo realice actividades que es usted quien desea que él haga.
Elabore junto con el niño un horario de deberes escolares y extracurriculares. Es importante que el niño tenga claro que cada evento tiene su tiempo y que debe dedicárselo. Lo ideal es no sobrecargar de actividades a los chicos, pues se ha comprobado que un exceso de actividades puede generar estrés infantil, que se manifiesta en síntomas como dolor de cabeza, cansancio, dificultad para conciliar el sueño y falta de apetito. Además, se somete al niño a un régimen de responsabilidades que probablemente no son acordes a su edad.
No más de dos disciplinas
Es recomendable no excederse de dos actividades y que no tengan horarios extensos de práctica. Si es posible, que se practiquen en días intercalados, como podría ser un martes y un jueves.
Si el niño insiste en querer participar en más actividades, se le debe explicar que es importante que también comparta con su familia. En casa se le puede motivar a que juegue y conviva con sus padres, hermanos o primos cercanos. Un paseo a la playa, hacer el supermercado o ayudar a papá a lavar el carro, pueden ser un ejemplo de actividades familiares que pueden disfrutarse.
Observe cuidadosamente cómo marcha el rendimiento escolar del niño. En ocasiones las actividades que realiza pueden llegar a ser más motivadoras que la misma escuela y es entonces cuando empiezan a descuidar sus notas. En el caso de que eso ocurra, se debe hablar con el niño y explicarle cómo se procederá, pues lo más importante es que el comprenda que sus estudios son primero.
Recuerde que el descanso es esencial en los niños, pues les permite recuperarse de un día agotador, contribuye a un mejor rendimiento corporal y mental y fortalece las defensas.