Porque desean estar cerca de Dios, o al menos un lugar apropiado para acercarse a Él, los nuevos moradores del Residencial Tanara, que ya sobrepasan las 150 familias, solicitan una capillita para agradecer a Dios toda la ayuda recibida, luego de aquellos sucesos que marcaron sus vidas el pasado 17 de septiembre de 2004.
Esta inquietud surge porque la parroquia más cercana se encuentra alejada de la nueva barriada, y cada vez crece más la comunidad, por eso dicen que hace falta un lugar donde, de vez en cuando, llegue el párroco para reunirse a hablar cosas de interés para todos. También coinciden en que desean estar unidos y conocer mejor a sus vecinos, ya que con la pasada situación pudieron ver hasta dónde llega la solidaridad al ayudarse unos a otros .
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