En la sangre, tienen Richell y Raymond Pérez el amor por "lo nuestro".
Estos niños, oriundos de París de Parita en Herrera, aman tanto el folclor que juntos arman puntos típicos y hasta bailes congos, donde como expertos demuestran que a pesar de no tener instructores, sólo se necesita sacar a flote lo que se sabe y aprende con un poco de voluntad.
Sus familiares están orgullosos de ellos, pues "como hermanitos", han aprendido a amar la música típica y a su familia.
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