HOJA SUELTA
Cien plumas

Eduardo Soto | DIAaDIA

El Congreso que tiene reunidos en Panamá a casi 50 escritores centroamericanos, e igual cantidad de panameños, se organizó como se hacen las cosas que valen la pena: contra viento y marea. Yo diría que contra el desgano y la mala fe.

Todo se hizo en menos de un año, a partir de una idea loca que nos contagió el duende travieso de Enrique Jaramillo Levi. Arrancamos en una noche bohemia, bajo las estrellas, con vino y vodka (algunos sólo tomaron soda), mucha discusión sobre el "cómo" y "quiénes" y con el convencimiento de que sería difícil. Pero no nos imaginamos cuánto.

En el camino se han sumado muchos, y muchos otros tiraron la toalla (aquí medio que me incluyo), lo que tornó el asunto cuesta arriba.

No faltaron esos espíritus oscuros, de egos atrofiados, que no hacen ni dejan hacer, quienes quisieron matar el niño en la cuna y trataron de echarle lodo a la idea y enviaron su veneno por Internet para que en Centroamérica y Panamá se desilusionaran.

Pero ni la apatía ni los atentados dinamiteros (¡esto es una metáfora!) pudieron evitar lo que ya es un hecho: los poetas, cuentistas, dramaturgos, novelistas y ensayistas están reunidos aquí, y a partir de hoy empezarán a construir un proyecto cuyo futuro todavía no se puede medir: una federación de artistas que sea capaz de presentar a Centroamérica como un gran mercado de 40 millones de lectores, donde valga la pena el negocio de editar libros, y se empiece a sacar del sótano a tanta pluma talentosa, pero sin dinero para hacerse publicidad.

El que abre el Congreso es nada menos que el mismísimo Sergio Ramírez Mercado, con su porte y aura de triunfador.

Se hizo a pesar de todo, porque le dio la gana a unos pocos soñadores, quienes fueron capaces de reunir a otros cien magos de la palabra... Amén.

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