Euclides y sus nietos viven en las 500 de Betania. (Foto: ARNOLDO ZEBALLOS)
Jesús Simmons
| DIAaDIA
Parecía un niño. Algunas personas nunca han tenido la dicha de jugar con sus abuelos, menos de sentarse en sus piernas para escuchar historias maravillosas que solo ellos saben contar. Los que sí saben que se siente en esa experiencia eran los tres niños que ayer jugaban al fútbol con un señor que parecía un niño más, por las energías que le ponía al juego.
Ni siquiera el lente del fotógrafo de DIAaDIA, Arnoldo Zeballos, hizo que los tres niños y el abuelo dejaran de correr detrás de la pelota como si fueran unos grandes futbolistas.
Después de muchas corridas y de un par de goles el juego se terminó, no porque el abuelo no tuviera ganas de seguir jugando, sino por culpa de un calambre que afectó una de sus piernas.
Llenos de mucha vitalidad los pequeñines le preguntaban, abuelo ¿qué te pasó? A lo que él les respondió: "tengo un calambre y ya no doy más".
"Mi nombre es Euclides Frago y tengo 62 años", dijo el abuelo (algo cansado) al equipo de reporteros de DIAaDIA. También, sabiamente exclamó: "¡qué abuelo juega con los nietos hoy día!".
Es tan extraño ver a un abuelito jugar alegremente con sus nietos, por eso cuando la gente pasa por el parque se me queda viendo de forma extraña, relató Euclides.
A Euclides esto no le molesta, pues mientras Dios le dé fuerzas para jugar con sus nietos lo hará, porque siente que el cariño que les da, los llevará por el camino correcto. Diego, Justin y Josías Porras estaban felices con su abuelito.
PARQUE
Todas las tardes Euclides lleva a sus nietos a jugar al parque que está frente a la iglesia Santa Eduviges, Betania.