R esulta que hab�a dos ranitas que aprovechando su d�a libre salieron a pasear por una hermosa mansi�n. Cuando llegaron a la cocina en busca de algo de comer, se resbalaron en unas gotas de aceite para caer en una gran olla de crema.
Ambas desesperadas comenzaron a defenderse de la masa movediza que las iba devorando, hasta que una de ellas dijo:
-Querida amiga, ha llegado mi hora, por m�s que me esfuerce nunca podr� salir con vida de esta situaci�n, no tengo opci�n, yo me entrego, mi vida ha terminado... Y dejando de patalear, lentamente fue desapareciendo de la superficie.
La amiga, por su parte pens�: Yo no s� si hoy es mi d�a, as� que no me entregar�, en todo caso seguir� luchando hasta que Dios me llame, pero que antes observe que hice todo lo imposible para conservar mi vida. La ranita sigui� sin descanso moviendo sus patas, y lo hizo con tanta decisi�n y con tanta voluntad, que sin darse cuenta la crema se convirti� en manteca, pudiendo pisar firme y escapar tranquilamente.