Hay momentos en la vida en los que por una u otra razón esa relación que, en un principio era perfecta, se acaba y cada quién decide ir por su lado. Sin embargo, hay personas que quieren ser felices, pero no dejan que los demás lo sean.
Voy a basar lo escrito en una escena que vi en una corregiduría (conste, estaba pidiendo permiso para una fiesta, no vayan a pensar que estaba metida en un problema), pero bueno, siguiendo con la historia, dentro del recinto se escuchaban los gritos de una joven hacia su ex pareja que, al parecer, la acosaba diariamente y no la dejaba vivir en paz con su actual pareja.
"Me engañaste, me utilizaste y me dejaste, te fuiste con ella, ¿qué quieres de mí?, déjame ser feliz, por favor", exclamó la afectada.
A lo que el egoísta respondió: "Es que él no es suficiente hombre para ti como lo era yo, además, tu sabes cómo es la situación con mi mujer". ¡Qué descaro!, ¿verdad?
O sea, qué pretende, tras que le fue infiel y decidió vivir su aventura de amor, todavía esperaba que ella se quedara llorando y que se convirtiera en la segunda después de haber sido la primera. ¡Joooo, definitivamente que uno ve unas cosas en esta vida!
Por desgracia no me puede quedar a ver la decisión del juez, pues ya me habían dado el permiso, pero me imagino que le dieron la orden.
Al igual que esta situación vemos muchas, en donde como dice el buen panameño, "ni rajan la leña, ni prestan el hacha", no quieren a la mujer (hombre) para sí, pero tampoco para nadie, siendo una mentalidad un tanto egoísta.
No soy sexóloga, ni mucho menos psicóloga, pero considero que si uno amó en verdad a esa persona que compartió momentos buenos y malos y de repente la relación acaba, se debe desear lo mejor para ella (él).
Es allí cuando demostramos nuestro cariño a los demás, dejando que sean felices a pesar de que no esté con nosotros.
