A pesar de sus dolencias, no se detiene con los trámites legales para que se sancione a los culpables por el envenenamiento masivo. Además, le da fortaleza a su esposa. (Foto: ARNOLDO ZEBALLOS / EPASA)
Odalis Orozco
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Impotencia. Para los que aún viven después de haber ingerido el jarabe con veneno, sólo les queda una vida llena de padecimientos, producto de las secuelas y efectos de aquel medicamento.
En octubre del año 2006, las autoridades de Salud confirmaron oficialmente que se estaba dando la muerte de personas, producto de un medicamento que resultó ser el jarabe con dietilenglicol. Pero meses antes de eso, decenas de familias panameñas vivían momentos de angustia por sus parientes, quienes morían y ellos no sabían el porqué.
Esto ocurrió con la familia de Pedro Montañez, su hermano había ingerido el jarabe y sólo cinco días después, el veneno había destruido su organismo y murió el 5 de junio del 2006. En ese momento, nadie sospechaba ni decía las causas de la muerte. Pedro Montañez, sin embargo, no sabía que la agonía de su familia y su largo caminar entre espinas empezaba y es que a él, el dos de agosto de ese año le habían recetado el jarabe, a su esposa un mes después, al igual que al esposo de su hija y a sus nietos.
Tanto Pedro como su esposa sufren de constantes dolores, pero él manifiesta que verla a ella sufrir le destroza el alma, y le duele más que su malestar físico. Montañez hace su andar a diario a través de un caminador, pero asegura: "Nada me detendrá por luchar por los derechos de quienes padecen por el jarabe asesino". A su esposa le inyectan en la médula espinal un medicamento que alivia sus padecimientos, ya que el veneno le afectó el sistema nervioso.
Sus días, semanas y meses son de trámites y revisiones médicas, al igual que otros pacientes, esto, producto del dietilenglicol.
Este señor, a diario tiene que tomar medicamentos para el dolor, otras veces, turna sus días en la semana para las diálisis, "y los culpables aún están libres, y no existe respuesta para los que sufren el dolor de la pérdida y los que viven el dolor físico", acotó Montañez.
¡NO DEBE REPETIRSE LA HISTORIA!
Eso es lo que dice este humilde panameño, quien recalcó que debe consultarse y revisarse bien el proyecto de ley que reforma la ley de medicamentos, pues no puede permitirse la entrada de medicinas que pongan en riesgo la salud y vida de los panameños.
La vida de los Montañez es un vía crucis producto de la enfermedad, pero el hombre relató que lo que les da la fortaleza es su amor a Dios y el de su familia. Esto ha reforzado la unión. "Si ella muere, no sé qué sería de mi vida", dijo él con voz firme, que se quiebra en la frase final.
La atención que les brindan los médicos es excelente, no hay queja, aseguró el afectado, pero el problema es que los carné que se otorgaron muchas veces son ignorados por algunas personas que tienen que darles celeridad en la atención y ciertos trámites, y no lo hacen.
Insistió en que el proyecto de reforma a la ley de medicamentos debe tener procedimientos que no permitan la entrada de medicinas, como el caso del jarabe envenenado, que sigan los trámites de registro sanitario, los análisis correspondientes, y que los procedimientos se hagan en Panamá, y no se permita la homologación con países donde se enfrentan problemas de falsificación.