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ENTRE NOS
¡Ese es su deber!

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

Comienzan los bimestrales y, con ellos, las rabietas de los padres por la frescura de los chiquillos, que se niegan a estudiar como Dios manda.

Una de mis amigas me decía que tiene que llegar lo más temprano posible a la casa esta semana, porque tiene que ayudar a estudiar a su hijo de sexto año.

Me sentí la peor madre del mundo... ¡una vez más! ¿Por qué? Sencillo: ¡porque yo no estudio con los míos!

La verdad es que eso lo hice cuando estaban comenzando la primaria. En secundaria, ahora premedia y media, no.

Estoy convencida de que si yo llego a estudiar con una hija que ya se está graduando de media y con el otro que se está graduando de premedia, es tanto como no permitirles tomar el toro por los cuernos y responsabilizarse por sus actos.

Un joven de secundaria debe ser capaz de hacer sus deberes, no sólo escolares, sino también los del hogar. Sí, ya sé que hay que empujarlos; de eso ningún padre o madre se libra. Pero una cosa es empujarlos y otra, muy distinta, servirles de muleta o de silla de ruedas para que sean capaces de caminar por sí solos y cumplir con sus responsabilidades.

Estudiar es su deber. Si no lo hacen, sufre el bolsillo del padre o la madre, pero más sufrirán ellos en el futuro. Eso hay que dejárselos bien clarito, como el agua de la tinaja.

Sospecho que nosotros, la actual generación de padres y madres, nos hemos metido en la cabeza lo que los "expertos" en familia han querido que pensemos: ¡que los niños y adolescentes tienen derechos, pero no deberes! Craso error.

Los chicos de hoy creen que todo se lo merecen y, encima, a los padres nos duele no darles más. Por eso, muchos le huyen al estudio pensando que siempre lo tendrán todo. No, chicos, no es así. O estudian... o estudian. ¡Ese es su deber! Punto.





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