Hay que enseñarles que las rabietas y groserías se pueden evitar. Les decimos cómo.
Todos los niños, al igual que los adultos, experimentan la ira. Lo importante es enseñarles desde pequeños a manejarla adecuadamente.
Cuando sus niños sienten ira, luchan contra la frustración, confusión, tristeza y hasta dolor, pero hay que tener claro que es algo temporal, que se les va a pasar, aunque esa no debe ser la excusa para no ayudarlos a comprender qué está pasando, explican diversos psicólogos.
Un punto importante que los adultos deben tener presente es que la ira es distinta a la agresión. Cuando el niño llega al punto de la agresión pretende dañar a otro o las cosas de los demás.