Nadie duda de su talento. Desde que estaba en Kinder, sus oídos angelicales se encantaron con el sonido del violín.
A partir de allí, nació su afán por aprender a tocar el instrumento. Fue difícil, eso no hay que discutirlo, tocar violín le costó mucho a Patricia Campos, de 8 años.
Su maestra Ana de Cantón, fue su mentora. Fueron muchas horas de trabajo junto al resto de sus compañeros del Instituto Episcopal San Cristóbal.
Hoy, estando en II grado, ya sabe más que muchos adultos de su familia, en lo que a tocar violín se refiere. Es un orgullo para sus padres, quienes siempre le animan a que se siga superando y mostrando todo su talento.
Forma parte del grupo de violín de la escuela, compuesto por niños y niñas de su edad. Deleita a sus compañeros del colegio cada vez que hay un evento cultural.
"Me parece divertido, doy conciertos y además les toco a mis amigos", dijo la pequeña Patricia. En ocasiones, se lleva el violín a casa, donde dedica un par de horas a afinar la técnica. Algunas de las piezas que sabe tocar son La estrellita, canciones del día del padre y de la madre.
Su sueño es pertenecer a la Orquesta Sinfónica Nacional, para tener muchos amigos y tocar en otros lugares del país, así como a nivel internacional.
Fotos: Jesús Simmons
ODONTOLOGA
Patricia quiere estudiar para ser dentista, una vez culmine sus estudios primarios y secundarios.
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