No se deja vencer. Carmen González se ha pasado la vida vendiendo buhonerías. Desde que tiene ocho años acompañaba a su mamá a vender toda clase de artículos.

"Con mi mamá fue que aprendí a vender y me gustaba ver cómo trataba a los clientes y cómo hacía para que le compraran", comentó. Hoy, ella lleva 29 años dedicándose a esta tarea.

Con una sonrisa entre dientes explicó que en la calle ha aprendido mucho. "Todos los días se ven cosas nuevas, gente que piensa que tiene más problemas que uno".

CUESTA MAS GANARSE LA PLATA

Carmen vende pastillas de todos lo sabores, además toallitas. Comenzó con un paquete de pastillas de menta, ahora tiene 20 paquetes de diferentes sabores, manzana, canela, ositos, etc. Desde hace dos meses vende cocá, porque quería tener una entradita económica más. Me he dado cuenta "que a la gente le gusta la cocá y la voy a seguir vendiendo".

Para la Señora Carmen, es muy importante ser optimista en la vida y dejar que los malos ratos se vayan.

Su espíritu juvenil y su don de gente la han acompañado en su trabajo y eso la ha hecho sobrevivir en las buenas y malas. Según ella, las ventas han bajado mucho, "lo que antes me hacía en un mes, ahora me lo hago en seis meses".

DE PUESTO EN PUESTO

Ha cambiado de puesto de venta muchas veces. Comenzó trabajando frente al Sol de la India de la Central, cuando tenía 27 años, de allí se trasladó al Mercado de Buhonerías, en donde no le fue nada bien, ya que su puesto de venta era de pastillas y según ella "nadie se iba a trasladar hasta allá, para comprarme a mí".

Sin sentirse derrotada se trasladó al MIVI de El Marañón y ahora la pueden encontrar fuera del Mc. Donald de la ave. Central. La historia se repite, su nieto vende con ella, igual que ella acompañaba a su mamá.

LOGROS

Carmen crió y educó a sus tres hijos vendiendo buhonerías, se siente orgullosa de eso.