Aunque no reciben entrenamiento, siete niños llevan la música y el tamborito en la sangre. Viven en la barriada Villa Bonita de Penonomé y aman lo que hacen.
Estos menores juegan, cantan y estudian como cualquier otro, lo que los distingue es su amor por el tamborito.
Tocan en las noches frente a sus casas para distraerse y para recordar que en Penonomé también hay quienes aman este arte.
No cuentan con muchos instrumentos, pero aseguran que lo importante es cantar y tocar. "Para esto solo se necesita un tambor, instrumentos caseros y la voz", dijo Diego, uno de ellos.
Iván, Daniel, Eric, Diego, Andy, José y Luis, son niños muy talentosos que han decidido seguir tocando y cantando, ya que aseguran que tienen lo que Dios les dejó: manos, pies, voz y ganas para seguir adelante y no dejar perder el tamborito, aunque afirman que aún no tienen cantalante.
Ellos solo querían que los penonomeños sepan que el futuro también ama el tamborito, el folclor y las tradiciones y no dejarán que se pierda.
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