Cuando viniste a este mundo... Ella te sostuvo en sus brazos. Tú se lo agradeciste gritando. Cuando tenías un año, ella te alimentaba y te bañaba. Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.
Cuando tenías 2 años, ella te enseñó a caminar, tú se lo agradeciste huyendo de ella cuando te llamaba.
Cuando tenías 4 años, ella te dio unos lápices de colores, tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.
Cuando tenías 10 años, ella te llevaba con el auto a todas partes: de gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas, tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.
Cuando tenías 20, ella te preguntó si estabas saliendo con alguien, tú se lo agradeciste diciéndole: "A ti no te importa eso".
Cuando tenías 30, ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé, tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.
Cuando tenías 40, ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu papá, tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.
Cuando tenías 50, ella se enfermó y necesitó que la cuidaras, tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres hacia los hijos.
De repente, un día, ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.
Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.