De alta tensión

Buenos Aires | EFE

La presión caracteriza al clásico argentino que disputarán mañana River Plate y Boca Juniors, especialmente en el caso del primero, que necesita de una victoria para atenuar una crisis que hace peligrar la estabilidad de Daniel Passarella como entrenador.

Boca está segundo en la clasificación a dos puntos del líder Independiente y River, décimo, a nueve, cuando quedan siete jornadas por delante en el torneo Apertura 2007.

Pero tratándose del derbi, la presión también la sienten los boquenses, como lo admitió su técnico, Miguel Angel Russo. "Son partidos especiales. Si River tiene más presión, Boca también. La que nos ponemos nosotros y las que nos exigen las circunstancias. La exigencia es alta", dijo.

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