Luis Durango a su llegada al aeropuerto. (Foto: Agustín Herrera / EPASA)
Saint Sarmiento Guzmán
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Regresó, pero convertido en todo un grandes ligas. Una sonrisa en su rostro y una mirada que proyectaba mucha alegría fue lo que vieron todos los que se dieron cita anoche en el Aeropuerto de Tocumen, cuando arribó a tierra istmeña el grandes ligas panameño Luis Durango.
Durango, el panameño número 50 en ascender a la carpa grande, era esperado por su madre, hijos, novia y demás familiares, quienes reflejaban en su rostro los deseos de ver al dueño de la camiseta número tres de los Padres de San Diego.
"No ha sido fácil, fue un trabajo de mucho sacrificio subir a las Grandes Ligas", declaró el jugador, quien enfatizó que en muchas ocasiones jugó sintiendo dolores musculares.
"Fili", como le dice cariñosamente su madre, es consciente de que ahora llegará lo más difícil en la carrera de un pelotero.
"Es bonito estar en las Grandes Ligas, ahora viene lo más duro que es mantenerse y hay que seguir trabajando fuerte para permanecer allí", aseguró el jugador.
A su llegada al país, el veloz pelotero se sorprendió al ver a su mamá en el área del aeropuerto, donde sólo el acceso es para los viajeros.
"Cuando iba caminando... vi a mi mamá, me pregunté ¿aquí adentro? ¿quién le dio permiso?, se preguntó Durango, muy sorprendido y sonriente por tan feliz recibimiento.
GRAN SALTO
Este año, durante su estadía en las ligas menores, Durango sintió miedo de no poder dar el brinco a las Grandes Ligas, debido a un irregular desempeño.
"El mes de julio fue muy duro para mí, no me fue muy bien y hasta lloré, pero recordé que antes de salir de casa le dije a mamá que quería ser un grandes ligas y gracias a Dios pude lograr mi objetivo", dijo.
El nuevo jugador de los Padres estará una semana en su tierra natal, para luego viajar a República Dominicana a integrarse con Los Gigantes de Cibao, con quienes realizará una temporada.
ANOCHE
Durango fue recibido anoche en Cabo Verde, barrio natal del pelotero, como todo un héroe.