La pobreza abraza su hogar, pero luchan para que no les robe la alegría de vivir.
La familia Guerra, que vive en el sector de La Paz, Rana de Oro en Pedregal, es un ejemplo de carencias y necesidades, donde los niños son los que sufren silenciosamente.
Elizabeth, una joven madre de 33 años, clama por ayuda; pero "no lo hago por mí, sino por mis seis niños en edades escolares, que aunque sonríen y parecen alegres, la mayoría del tiempo sus estómagos están vacíos".
Jema, de 16 años; María Fernanda, de 15; Gabriela, de 13; Moisés, 8; Ian, de 6, y José Elías, de 3 años, componen la familia, tienen el amor de su preocupada madre y la protección de su padre de más de 70 años, que no tiene trabajo y el desgaste de los años lo mantiene la mayoría del tiempo enfermo.
CARENCIAS
Con lágrimas en los ojos y voz quebrantada, dijo Elizabeth: "Yo quisiera un hogar digno para ellos y que tengan los alimentos al día, porque las débiles estructuras que los abrigan no soportan mucho".
"A mí me duele por los niños, todo lo hago por ellos, he tocado puertas, pero no ha funcionado", afirmó. Cabizbaja, aseguró: "Sé que nadie tiene la culpa de que yo haya tenido tantos niños".
Por ser tan numerosa su familia, han tenido que improvisar un cuarto con hojas de zinc, que al igual que el resto de la casa, se moja.
AYUDA
Elizabeth debe ser operada porque le creció otra glándula mamaria, pero no tiene la plata. Un médico ofreció gratis los servicios, pero hace falta el lugar.
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