
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SNCHEZ
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SNCHEZ
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SNCHEZ
La casa estaba rodeada por un muro.
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SÁNCHEZ
La casa estaba rodeada por un muro.
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SÁNCHEZ
La casa estaba rodeada por un muro.
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SÁNCHEZ
La casa estaba rodeada por un muro.
Las autoridades rompieron el candado para entrar.
Foto: CAROLINA SÁNCHEZ
La casa estaba rodeada por un muro.
Moribundo estaba Jesús Camacho, de 47 años, quien desde hacía 15 días trabajaba como celador en una finca cuyo propietario vive en los Estados Unidos.
Recordaron los vecinos que, luego de las detonaciones, escucharon cómo Camacho pedía ayuda al recibir tres disparos (cabeza, abdomen y pie izquierdo) de parte de dos delincuentes armados que entraron para robar. Las personas dijeron que no pudieron ayudarlo, porque temían que los ladrones estuvieran adentro.
El señor falleció sentado en la entrada de la casa y su rostro reflejaba el dolor que sintió antes de morir.
Con mucha tristeza, una de las señoras de la comunidad expresó que Camacho la acompañaba todas las noches para entrar caminando a la comunidad, pues el lugar es muy peligroso. “Él era una persona tranquila, callada y muy cortés”, dijo la moradora.
Camacho tenía la compañía de cuatro perros y algunas gallinas. Se conoció que vivía en el área oeste del país. En una ocasión lo visitó su esposa y su hija.