
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Manuel con hijas y nietos.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Manuel con hijas y nietos.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Manuel con hijas y nietos.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Manuel con hijas y nietos.
Al hombre más longevo de Panamá lo llevan al médico cada 15 días.
Manuel con hijas y nietos.
Con 114 años, Manuel Carrasco Rodríguez es el hombre más longevo de Panamá. Dios le ha permitido vivir en tres siglo diferentes y aspira a llegar a los 220 años para ver un cuarto siglo.
“Quiero llegar a los 220 años. Eso se lo pido a mi Virgen María todos los días”, dijo Manuel Carrasco, residente en la barriada Los Toretos, en Soná cabecera.
Muchas personas se preguntarán qué come don Manuel, por ejemplo en el desayuno, a lo cual respondió que tortilla de maíz asada con huevo salcochado y poco café (1 taza). Pero, en el almuerzo se alimenta con sancocho de gallina de patio y arroz blanco. Le fascina este menú, enfatizó.
También le gusta comer pescado frito, que es la mejor carne para alimentarse, ya que se ha comprobado que representa una dieta sana y equilibrada, capaz de reportar efectos positivos en la salud. Además, come plátanos.
Otro aspecto importante es que toma agua abundantemente, lo que le ayuda al buen funcionamiento del organismo y ha mantenerse hidratado.
Este patriarca nacido el 4 de octubre de 1898, también destacó que el presidente de la República, Ricardo Martinelli, lo llamó y habló con él. “Yo le pedí como regalo un toro de cría para mis cinco vacas y de esa manera seguirlas reproduciendo, hasta tener muchas”.
Agregó que el mandatario mandó a mucha gente a trabajar a su casa para que se la arreglaran.
Por su parte, Paulina, su hija mayor, expresó que su padre, solo tiene inconvenientes de salud en las rodillas. Se mejora y abriga la esperanza de volver a trabajar como siempre supo hacerlo.
Carrasco, quien está en silla de ruedas, es llevado por sus familiares cada 15 días al hospital Ezequiel Abadía de Soná, para que se le practique un chequeo médico.
Manuel manifestó en tono sonriente: “estoy bien, solo me duelen las rodillas y quiero caminar como antes para seguir trabajando”.
Al salir del hospital y cuando llega a su casa, acostumbra comerse un plato de sancocho de gallina de patio y reposar un poco.
Se encuentra agradecido con el presidente, por lo que está haciendo por él y su familia, pero varias veces interrumpió la conversación para recordarle la promesa que le hizo en su cumpleaños de “enviarme un toro para mi cría”, puesto que tiene deseos de trabajar la tierra para la ganadería.
El hombre más viejo de Panamá comentó algunas facetas de su vida, y recordó cuando trabajó con los abuelos de Martinelli, ganando solo un real al día. “Era bastante en esos tiempos”. También recordó la construcción de varias obras en Soná, sin olvidarse de quien fuese su pareja sentimental, la madre de sus cinco hijos, quien lleva muchos años de fallecida.
Carrasco remembró que en los primeros años de su vida, trabajó cargando mercancía y materiales en carretas, ya que porque no existían los vehículos ni las carreteras.
“Era muy difícil la vida, pero había mucha producción de comida”. Explicó que antes todo el mundo sembraba, arroz, maíz, frijoles, yuca, ñame, otoe y ahora, las cosas no son así.
Actualmente, al cuidado de Manuel Carrasco están dos de sus hijas, una de 80 años y otra de 78 años y una nieta, que es la que se encarga de estar pendiente de sus cosas. Tiene 29 nietos y 95 bisnietos. Dijo que le pide a la Virgen María que le de la oportunidad de velar por su familia hasta cumplir 220 años.
Al lúcido Manuel hay que hablarle fuerte y pausado, ya que presenta un poco de problema auditivo, pero cuando logra entablar esas conversaciones del recuerdo no hay quien lo pare.
Recuerdo
Manuel recordó a su esposa, la madre de sus cinco hijos, a la que quiso mucho. Tanto que se puso triste.