En medio de moscas y mal olor, una vendedora de frutas tiene que trabajar todos los días para llevar algo a su casa.

Con más de tres meses en el lugar, Melisa confronta el problema de la basura que se acumula detrás de su mesa.

Su puesto de venta está frente al Hospital Santo Tomás (HST), y el mal olor no sólo le perjudica a ella y a sus compradores, sino también a los pacientes y familiares de los enfermos que visitan el centro médico.

El resto de los quioscos y fondas del área, que a medio día están abarrotadas de gente para almorzar, denuncian esta situación.

Lo mismo viven las farmacias y restaurantes que temen pescar una enfermedad debido a la cantidad de moscas a causa de los desechos.

Melisa denunció que se demoran en recoger los desperdicios y casi siempre están acumulados en los tinacos, sin contar los que se desbordan.

Esperan que la recolección sea más constante por tratarse de un área hospitalaria.