Entre balas y madera podrida. "En el ojo de la tormenta" dice vivir uno de los moradores de la barraca Don Bosco 1, ubicada al lado de la Junta Comunal de Santa Ana.

Fue en el balcón de ese inmueble donde se encontraba Jairo Alberto Flores, de 15 años, y el niño Eliécer Gabriel Cortez, de 10, cuando unos jóvenes, que señalaron son de la Renta 15, les dispararon, matando al primero y dejando al pequeño con una herida en el tórax que lo mantiene en el hospital.

Lo que se ve desde afuera no es ni la cuarta parte de lo que hay adentro, pues la humedad, la madera podrida, por donde se filtra el sol, la lluvia y la basura son las principales características. A un costado de la deteriorada escalera que lleva hacia el primer alto está el baño, donde hay aguas negras, producto del inodoro tapado, las tuberías han colapsado y el olor, ni se diga.

Unos cuartos están deshabitados, pero en los otros, según confirmó Edwin Bethancourt, director de Desarrollo Social del Ministerio de Vivienda (MIVI), viven 35 familias que hacen una población de 79 personas.

Allí hay de todo, desde personas que están vinculadas a una vida delictiva, hasta personas honestas y trabajadoras; tal es el caso del señor José (nombre ficticio), quien reside allí desde hace 19 años.

Él y otra residente mostraron los orificios de bala que traspasan los viejos tablones y que ponen en peligro la vida de quienes nada tienen que ver. La joven incluso mostró la fotografía de su esposo, quien hace tres años fue asesinado. "Él no tenía problemas con nadie, no vendía droga ni nada", expresó. Mientras, su vecino agregó que "a veces no podemos ni salir al balcón, tenemos que vivir encerrados".

Bethancourt explicó que el MIVI está realizando evaluaciones socioeconómicas para determinar en qué proyectos sociales clasifican, además de determinar si algunas tienen lotes y apoyarlos con las reubicaciones.

PUNTO CRITICO

Alrededor de la barraca Don Bosco 1 está Patio Pinel, Barrio Lindo, Renta 15 y La Goodyear, las bandas tienen "problemas" con residentes de ese lugar, por lo que las balas les caen de todos lados.