Algunas creencias sobre el cáncer de mamas, como que sólo afecta a quienes tienen antecedentes familiares, en edad avanzada, o que el riesgo depende del tamaño de los pechos, además de erróneas, son nocivas, porque inducen a bajar la guardia contra la enfermedad.
Hay que tener presente que, aunque una alteración heredada a través de los genes es uno de los principales factores de riesgo para sufrir un tumor mamario, más del 80 por ciento de las mujeres que desarrollan un carcinoma de mama, no tienen antecedentes de la enfermedad en su familia.
No sólo las ramas femeninas de la familia pueden trasmitir alteraciones genéticas. También hay que tener en cuenta el árbol genético del padre, porque las anomalías pueden proceder del ascendente masculino.
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