ENTRE NOS

Gracias, amigo


Elizabeth Mu�oz de Lao

Hay quienes quieren tener un mill�n de amigos.

Yo tengo muchos y me siento millonaria, pero si no hubiese sido as�, me hubiera conformado con uno que vale por un mill�n.

Ese amigo fue capaz de escribir m�s de 350 columnas, tres veces a la semana, durante m�s de dos a�os, sin cobrar un centavo, no solo porque es un profesional a toda prueba, sino porque basado en nuestra amistad, puso a disposici�n de nuestras audiencias su genialidad, su capacidad para hacer cr�ticas certeras al intocable mundo de la producci�n radial y televisiva del pa�s y, de paso, poner en riesgo su propio medio de sustento del hogar.

Fueron muchas noches en las que se acost� de madrugada porque, perfeccionista como es, grababa y ve�a una y otra vez cada programa, minuto a minuto, para criticar con base cada producci�n.

El es un profesional en su campo. Eso nadie se lo puede cuestionar. Jam�s critic� al ser humano, siempre a la producci�n detr�s de �l.

Ese amigo, al que quiero, respeto y admiro, ya no publicar� m�s su columna �Aqu� y ahora� en DIAaDIA. S�, me refiero a El Tit�n, ese personaje amado por unos y odiado por otros, pero respetado por todos, dice adi�s a estas p�ginas por motivos meramente personales que hay que respetar.

Yo, desde la direcci�n de este diario, le agradezco profundamente su entrega, su amistad, su respeto por este medio, pero sobre todo, su responsabilidad y apoyo desinteresado.

Un gran compositor y publicista de este pa�s argument� que el periodismo est� de luto con la partida de El Tit�n. Yo solo puedo decirles, amigos lectores, que jam�s terminar� de agradecerle a El Tit�n cada letra que rubric� en este peri�dico. Te quiero, amigo, gracias.