
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
FOTOS: EVERGTON LEMON
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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La iglesia se quedó pequeña.
El recordatorio de Angélica tenía un hermoso verso.
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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La iglesia se quedó pequeña.
El recordatorio de Angélica tenía un hermoso verso.
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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La iglesia se quedó pequeña.
El recordatorio de Angélica tenía un hermoso verso.
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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La iglesia se quedó pequeña.
El recordatorio de Angélica tenía un hermoso verso.
Su familia no quería separarse del ataúd y se agarraban fuerte de sus esquinas.
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La iglesia se quedó pequeña.
El recordatorio de Angélica tenía un hermoso verso.
Sufren con su partida. Una calle de honor hecha por estudiantes de la Escuela El Japón, con rosas blancas en la mano, adornaba la entrada de la iglesia La Concepción, en Viejo Veranillo, lugar donde ayer se dio el último adiós a Angélica Chávez, quien falleció el pasado jueves al desplomarse un muro en su escuela.
La iglesia se quedó chica y no había persona que no mostrara su dolor a través de un llanto desconsolado. Al pasar los minutos, el padre daba el sermón, pero en ese momento no había consuelo para su familia, que permaneció de pie durante toda la eucaristía junto al féretro de su amada Angie.
Pasada la misa, sus amigos hacían fila para verla por última vez; su pequeño cuerpo yacía en un ataúd blanco, como símbolo de su pureza; el olor a flores frescas perfumaba el lugar, pues fueron diversos los arreglos florales que recibió.
En el Parque del Recuerdo, donde fue sepultada, algunos conocidos dijeron algunas palabras, pero más conmovedor aún fue la canción que entonaron tres de sus compañeras, mientras el ataúd bajaba lentamente hacia su última morada.
En el sepelio estuvieron presentes familiares de las otras pequeñas que resultaron heridas, que sufren la tragedia ocurrida y siguen pidiendo a Dios por sus hijas.