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ENTRE NOS
El Vigía, un ejemplo

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

Normalmente los asegurados creemos que la mejor atención se recibe en las clínicas privadas, y que el personal médico y administrativo de la Caja de Seguro Social atiende a los pacientes como si les hicieran un favor.

Bueno, tengo que reconocer que en la mayoría de los casos es así, o al menos, esa es la percepción de la población.

Sin embargo, hay excepciones.

Hace unos días, mi padre fue operado en el hospital El Vigía, de Chitré. No me alcanzan las palabras ni el espacio de esta columna para describir lo que viví allí mientras cuidaba a mi papá.

Para empezar, los auxiliares y enfermeras parecían el personal de protocolo de un hotel de lujo. Hacían hasta lo imposible para que el paciente y el cuidador se sintieran cómodos. Las palabras de aliento, las bromas para infundir ánimo, la sonrisa a flor de labios y la mirada de solidaridad con el que sufre, son solo algunas de las acciones que me hicieron pensar que ese personal ama lo que hace y sabe que cada paciente necesita amor y consuelo.

Ni hablar de los médicos. Desde los internos hasta especialistas de la talla del anestesista Arturo Bejarano y del urólogo Adolfo Vargas, son parte de ese equipo humano que está consciente de que la vocación y la humildad son la piedra angular de su profesión.

Cuando un paciente y su familia se encuentran en su camino con semejante muestra de calidad humana, no queda más que agradecer a Dios por esos que hacen la diferencia, por esos ángeles que pone en el camino de los que sufren para aliviar su dolor y renovar su fe en la humanidad. Es un hecho: el personal del hospital El Vigía se toma muy en serio su vocación de servicio. Felicidades.





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