Es una mujer que no le teme a los retos. Toda su vida ha sido de mucho esfuerzo para poder alcanzar sus metas, y ahora su principal anhelo es educar a sus hijos.

Esa es Jenny Gómez, una joven de 34 años, quien ha crecido con los secretos de las artesanías desde que era una niña, pues es una actividad que ha sido practicada por la mayoría de sus familiares como medio de subsistencia.

Actualmente, ofrece una gama de vistosas artesanías a pocos metros de la entrada de la Avenida Central. Recientemente, trasladó parte de su negocio desde el Valle de Antón a la capital, porque la competencia allá está férrea y la llegada de los turistas son como los cometas espaciales.

Gómez comentó que vino a luchar a la ciudad, debido a que tiene dos hijos y está divorciada. Con mucho sacrificio ya uno de sus vástagos está en la escuela, el otro apenas tiene un año y 4 meses, pero le acompaña en los puestos de venta. "Es como su ángel guardián", argumentó.

Esta artesana asiste a este lugar todos los jueves. Sus productos están inspirados en las costumbres y tradiciones panameñas, entre ellas las curiosas casitas de barro, piedras de jabón, nacimientos, barcos de bambú y estrambóticas formas hechas de troncos.

Aunque sean muchas las adversidades a las que se enfrenta, aseguró que no se da por vencida, y prueba de ello es que aspira a montar varios locales para exponer su mercancía a lo largo de la geografía nacional.