¡Quién lo diría! Al Pacino vendía su cuerpo para pagar el alquiler. ¿Cómo así?
El actor quería ser famoso, pero no todo le salió bien y tuvo que dedicarse al oficio más viejo del mundo: la prostitución. "A los 20, viví en Sicilia y vendí el único producto que tenía: mi cuerpo. Una mujer mayor me dio comida y vivienda a cambio de sexo".
Me desperté varias mañanas no queriéndome para nada", afirmó tristemente Al Pacino.