Cesarín conmovió a nuestros lectores que, como siempre, respondieron al clamor de un niño necesitado.

En días pasados, contamos la historia de César Ramos, un niño de 12 años que padece de hidrocefalia y que vive junto a su familia en condiciones precarias. Tristemente, la abuelita de César, la señora Genuaria, tenía problemas para prepararle su comida, pues él no puede deglutir alimentos sólidos, y la única licuadora que tenían se había rajado, por lo que la emparcharon con cinta adhesiva.

Un día, el aparato dejó de funcionar y no había cómo prepararle comida a Cesarín, quien pasó el día llorando porque tenía hambre. Ese día sólo tomó leche y comió puré de papas. Afortunadamente, la angustia no duró mucho, ya que al día siguiente, una de nuestras lectoras llegó hasta la casa de la familia con varios regalos, entre ellos una licuadora nueva.

El señor Eladio, otro fiel lector, también nos llamó para enviarle otra licuadora. La familia se encuentra muy contenta con las muestras de apoyo y agradece a todos los que en algún momento tuvieron a Cesarín en su mente.