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¿Fiesta para quién?
Margarita recibió besos de los pacientitos encantadores. (Foto: Erick Barrios / EPASA)

Yalena Ortiz | DIAaDIA

Lo que debió ser un momento inolvidable para los pacientes del Hospital del Niño, se convirtió en un revulú de Padre y Señor nuestro, como decimos los panameños. ¡Horror!

Desde las 8:30 a.m., tanto el personal como los pacientes del centro médico se preparaban para la llegada de la Nueva Latin American Idoll, Margarita Henríquez. Todo estaba arreglado para que saliera perfecto; imagínense que muchos de los pequeños que añoraban ver a su "Idol" ni desayunaron como deben para guardar puesto y no perderse este acontecimiento. Pero, ¿qué creen? Después de más de una hora de espera llegó la joven estrella, que se dirigió al cuarto piso del Hospital del Niño, donde más de 400 enfermos de las diferentes salas: pediatría general, ortopedia, quemados, cirugía y Hemato-oncología, la esperaban.

Al llegar, la joven exclamó: "¿Cómo están mis niños? y ¿cómo están los niños grandes?" Eso ocasionó una enorme algarabía en el auditorio. ¡Hasta allí todo iba bien!

Después de entonar el tema "Vuela", que chicos y grandes corearon, la chica pronunció las palabras: "Voy a dejarme de protocolo y voy a lo que vine, compartir con los niños". Pa' qué fue eso. ¡Fue espantoso! Periodistas, fotógrafos, personal médico y administrativos, padres de familia y uno que otro cola'o, se avalanzaron sobre la Idol, casi imposibilitando su paso.

Todos querían la mejor foto, pedirle un autógrafo o darle un abrazo a la chica, por lo que ni los organizadores ni el personal de seguridad pudieron impedir el desorden.

A pesar de los intentos de evitar el revulú, los niños eran atropellados por las personas que querían hacer su trabajo o conocer a la estrella, pero de mala forma. ¡Feo, feo, feo!

Repito, tanto fue el alboroto que los organizadores se vieron en la penosa necesidad de regresar a Margarita a la tarima, quien no perdió su sonrisa y sus ganas de compartir con los pequeños, a los que, como solución para disfrutar de su evento, tuvieron que colocarlos en fila para conocer a la santeña y recibir uno de los obsequios que la Fundación Juan Ramón Poll había donado para esta actividad.

Pero el "Juega vivo" continuó y a pesar de la insistencia de Alberto Bissot, director médico del hospital, de pedir a los colaboradores de la institución que tomaran asiento y dejaran pasar a los niños y niñas, no fue posible. ¡Dios Santo! Eso decepcionó a los organizadores, al personal de Sony y lo más importante, a los pequeños que esperaron con emoción este día. ¡Que no se vuelva a repetir!





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