Sentado en su automóvil, el joven comenzó a pedir: "¡Dios!, si aún hablas con las personas, habla conmigo. Yo te escucharé. Haré todo para obedecerte"!
Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un pensamiento muy extraño: "Para y compra un litro de leche". Él movió su cabeza y dijo en alto:
¡Muy bien, Dios! Te obedeceré y voy comprar la leche. Esto no parece ser una prueba de obediencia muy difícil.
Cuando pasaba por la séptima avenida, nuevamente sintió un pedido: "gira en aquella calle".
Nuevamente sintió algo: "ve y dale la leche a las personas que están en aquella casa del otro lado de la calle".
Una vez mas sintió que debería ir a dar la leche. Finalmente, caminó.
Atravesó la calle y tocó la campanilla. Pudo oír un barullo viniendo desde dentro, parecido al llanto de una criatura. La voz de un hombre sonó alto:
¿Qué pasa?, le preguntó al joven. Éste no dijo nada y sólo le entregó la botella con leche. Luego le dijo: "compré esto para ustedes".
El hombre tomó la leche y corrió adentro hablando alto, y luego le dijo al joven:
"Nosotros oramos. Teníamos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se había acabado. No teníamos más leche para nuestro bebé. Su esposa gritó desde la cocina: "Pedí a Dios que me mandara un ángel con un poco... ¿Usted es un ángel? Él experimentó que Dios todavía responde los pedidos justos y verdaderos.
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